NUESTRO HUERTO CONTINÚA…
Ha sido muy emocionante ver brotar, de una tierra que estaba triste y vacía, pequeños tallitos que, en muy pocos días han crecido una barbaridad. Nuestras caras de sorpresa lo explicaban todo.
Y tanto han crecido que ha llegado el momento de trasplantar nuestras plantitas, pues ya no pueden seguir en el semillero por más tiempo porque se han quedado en un espacio demasiado pequeño para “lo mayores que se han hecho”.
Así que, sin pensarlo dos veces, nos hemos puesto manos a la obra: con las herramientas necesarias y mucha paciencia y amor, cada niñ@ hemos ido trasplantando nuestras plantas en su correspondiente maceta, pasando de un hogar “muy pequeñín” a una casa más grande donde van a vivir mucho más cómodas y podrán crecer mucho más.
La mudanza ha sido laboriosa pero nada comparado con la gran satisfacción de haberlas ayudado.
Esta tarea ha resultado para nuestros alumnos y alumnas una actividad divertida pero importante, ya que nuestras plantas dependían de nosotros para seguir viviendo.
Es por eso que nos hemos manchado las manos por una buena causa y, como ya sabemos, para los niños, “mancharse” es la mejor señal de que están haciendo lo que deben hacer: manipular, experimentar, disfrutar, descubrir, aprender…. En definitiva, CRECER FELICES.
Pero esta tarea no acabará aquí, pues ahora pasamos a la siguiente fase: dejar que nuestras plantitas se acomoden en su nuevo hábitat facilitándoles los cuidados necesarios cada día para que sigan creciendo y nosotros continuemos aprendiendo cosas sobre el increíble el mundo de las plantas.
Para estas tareas de cuidado, cada clase tiene asignadas una hora semanal para observar, regar y cuidar de todas las plantas de nuestro huerto.
Está siendo un proyecto muy divertido y útil con el que estamos aprendiendo muchas cosas interesantes pero, sobre todo, estamos fomentando en el alumnado el respeto hacia las plantas y la responsabilidad y autonomía que requiere el cuidar del medio ambiente.